El código de consumo sea claro: en los autos usados, la aval procesal que debe ofrecer el tendero es de 24 meses, la cual puede ser limitada a 12 meses por acuerdo entre las partes. El comprador tiene un plazo de dos meses para denunciar el defecto, desde el día en que lo descubre: la aval se extiende en consecuencia y es válida desde el día de la entrega, y no desde el de la transferencia. La concepto de aval es la de conformidad, es afirmar que el automóvil debe ajustarse a la descripción y características ilustradas por el tendero, que motivaron la transacción. Es afirmar, si te venden un coche con 100.000 kilómetros y al sitio de unos meses equivocación el embrague, el daño es concorde al estado de uso del coche: el tendero puede recusar la reparación o solicitar una contribución al coste. Por el contrario, si la rotura no es compatible con el estado del coche, es posible solicitar una restauración, incluso si la habitación está sujeta a un desgaste natural.
El costado equívoco de la aval. Sin retención, la aval sigue siendo una de las principales causas de disputas entre comerciantes y compradores. Y ello, a pesar de las áreas específicas de intervención que establece la ley. A veces, de hecho, el tendero interpreta ciertas reglas a su beneficio. Por ejemplo, en la papeleo de las denominadas «garantías de seguros» que generalmente prevén exclusiones o topes de pago para intervenciones únicas o acumulativas (esto significa que, durante el período de cobertura, el cuantía total de las reparaciones no puede exceder un determinado acceso). Estas garantías protegen al tendero frente al comprador y no al revés: así, el comprador puede encontrarse en la delicada situación de tener que pedir la diferencia con el longevo pago incurrido directamente al profesional. Adicionalmente, el tendero puede restaurar el automóvil que le vendió utilizando piezas alternativas o incluso de segunda mano (excepto las relacionadas con la seguridad). Y si se ve obligado a usar otros nuevos, puede pedirte una contribución legítima al pago. Por postrer, una aval de seguro puede prever que el cliente pague una franquicia por cada reparación. En definitiva, estar admisiblemente informado sobre las condiciones reales de cobertura es fundamental.
TRES REGLAS PARA COMPRAR BIEN
Comprar un automóvil usado de un profesional además requiere cierta precaución.
La reputación. El primer consejo es entregarse algún tiempo a investigar la reputación del tendero: ¿es un comerciante nuevo o cierto que lleva primaveras en el mercado? ¿Un revendedor o un salón multimarca? ¿Y esto se ha informado alguna vez en un foro de Internet por supuesta mala conducta? ¿O tiene una reputación de confiabilidad y cortesía? Encontrar este tipo de información además evita el peor peligro para un comprador: la deterioro de la empresa con un depósito (o, peor aún, un saldo) ya pagado.
El suscripción original. Una segunda regla fundamental impone el suscripción del depósito solo posteriormente de un examen completo del automóvil, incluida la prueba de manejo esencial, y sus documentos. Se deben escudriñar maleable plomizo, certificado de propiedad, manual de mantenimiento y facturas de mantenimiento y reparación. Deben evitarse los adelantos en efectivo para automóviles reservados o «que llegan».
Fondos. Tercera sugerencia: evalúe cuidadosamente el costo de cualquier financiamiento, si se le ofrece, teniendo en cuenta en particular el Taeg (tasa de porcentaje anual). En ocasiones la operación puede no ser muy praxis, considerando los intereses a respaldar.